Omitir navegación.
Inicio

Reflexiones sobre Política Económica

Tomando en cuenta las innumerables propuestas de los economistas sobre la definición de “Política Económica”, podríamos resumir diciendo que ésta no es una ciencia sino un conjunto de medidas aplicadas a partir de las decisiones de las autoridades en materia económica que definen unos fines y objetivos y manejan políticas y emplean instrumentos o medios necesarios para alcanzarlos.

 

El alcance de los objetivos de política económica hará posible que el mercado económico de que se trata mejore en su funcionamiento, es decir que se produzca un aumento del empleo, se mantenga la estabilidad de los precios, el equilibrio de la balanza de pagos. El crecimiento económico es un objetivo prioritario al que conllevan los demás objetivos básicos, entre los cuales destacan el pleno empleo, la estabilidad de precios, la redistribución de la renta y la riqueza y el equilibrio económico externo.

 

A corto plazo son dos los objetivos que deben intentar alcanzar los decidores políticos, entendiéndose como tales al Parlamento, el Gobierno y los órganos de la Administración Pública. El objetivo estabilidad de precios, a través del empleo de instrumentos de política económica, para combatir la inflación, ya que ésta distorsiona el sistema de precios relativos. La inflación ya fuese causada por la excesiva oferta monetaria o el incremento desmesurado del gasto público, provoca una perturbación económica que la autoridad debe corregir aplicando políticas antiinflacionistas.

 

El segundo objetivo a corto plazo: el pleno empleo. Para ello se deben aplicar políticas referentes al mercado de trabajo, ya sean políticas activas dirigidas a la creación de puestos de trabajo como por ejemplo la formación, la movilidad funcional y el reciclaje, y políticas pasivas dirigidas a paliar los problemas sociales que provoca el paro en sus diferentes acepciones: encubierto, coyuntural o estructural. Las políticas de este tipo más adecuadas  pueden ser el fomento del seguro del paro y la jubilación anticipada.

 

A mediano plazo se espera alcanzar la equitativa distribución de la renta y la riqueza con la aplicación de políticas cuyos instrumentos se orienten a reducir el déficit público. Se podría aplicar una política fiscal contractiva -caracterizada por el aumento de los impuestos-, aunque los efectos de esta política tiendan a hacer disminuir la demanda agregada y a incrementar el paro. Para sopesar esta situación  habría que aplicar una política fiscal expansiva -caracterizada por una disminución de los impuesttos-  cuyos efectos produzcan el incremento del PIB, de la demanda agregada y la disminución de las tasas de desempleo.

 

El objetivo equilibrio externo, se podría conseguir con políticas monetarias  tendentes a reducir los niveles de inflación, incrementar la competitividad y mantener la estabilidad de la balanza de pagos; podría aplicarse, por ejemplo, una política contractiva, aunque ésta conlleve  inevitablemente a un aumento de los tipos de cambio. Esta política instrumental podría complementarse con un sistema de cambio  fijo que regulase la cantidad y la disponibilidad de las divisas.

 

Se debe evitar que los objetivos de política económica entren en conflicto, para evitar retardos o desfaces temporales en la aplicación de las medidas que pueden provocar desestabilizaciones de tipo económico. Los objetivos son claros, y van dirigidos a que el sistema económico –sea de carácter socialista centralizado o capitalista basado en el libre mercado- funcione con la máxima eficacia. Sólo así se estaría en condiciones de alcanzar el bienestar material, la igualdad, el respeto a la libertad individual, la seguridad, la solidaridad, y otros fines generales a los que todos los habitantes de un país aspiran.