EL PARNASO POÉTICO DEL PERU DEL SIGLO XIX

 

EL PARNASO POÉTICO DEL PERU DEL SIGLO XIX

Esta pequeña selección de poetas, pretende rescatarlos del olvido, junto a aquellas frases, aquellos versos, que sus pensamientos, en un tiempo muy lejano al nuestro, (Siglo XIX), crearon con esfuerzo e ilusión.

 

EL PARNASO POÉTICO DEL PERU DEL SIGLO XIX

Esta pequeña selección de poetas, pretende rescatarlos del olvido, junto a aquellas frases, aquellos versos, que sus pensamientos, en un tiempo muy lejano al nuestro, (Siglo XIX), crearon con esfuerzo e ilusión. Cantos al amor, a la esperanza, a la vida, llegan a nosotros como signos poéticos que nos conmueven.

Hay algunos nombres más conocidos que otros, como Ricardo Palma, Manuel González Prada o José Santos Chocano, pero de todos, sus muestras poéticas valen por igual. Son suficientes para transportarnos a una época de transición de la poesía peruana, poesía con visos románticos escrita a las puertas del Modernismo.

 La selección viene a  continuación:

Florentino Alcorta: “Vibro mi canto con acento rudo/ en la campiña de verdor henchida/ y te saludo ¡Oh campo!, y te saludo/ porque eres luz y movimiento y vida.” (Campestre)

Clemente Althaus: “El varón de alma noble y animosa/ se conoce en la indómita paciencia/ que en las adversidades y desdichas/ y en los reveses de fortuna muestra” (Poemas del Inca Pachacútec)

Carlos G. Amézaga: · ¡Oh justicia, deidad escarnecida/ santa hermana del bien, del mal burlada/ en los resueltos pasos de mi vida/ dame un rayo de luz, dame tu espada!” (Mi locura)

Juana Rosa de Amézaga: “Hay armonía entre las artes bellas/ y el humano sensible corazón/ que se retrata y reproduce en ellas/ su rica y elevada inspiración” (Armonías)

Juan Arguedas Prada: “Y que, sello poniendo a mis dolores/ abriéndose la tierra de repente/ trague voraz al que con torpe lengua/ la pura de la amistad amengua” (A un desleal)

J. Federico Barreto: “Mi ambición es ser grande entre los grandes/ sin que nadie me humille ni me estorbe/ y mirar, como el cóndor de los Andes/ arriba el cielo y a mis pies el orbe” (Orgullo)

Juan Benavides y Vadivia: “Dante le dio de su estro peregrino/ la elevación pindárica y severa/ Petrarca, de los pájaros el trino/ los rumores del aura en primavera” (El Soneto)

Ernesto G. Boza: “¡Oh, mujer! Tú esclavizas mi arrogancia/ con tus fúlgidos ojos adormidos/ mi corazón te rinde sus latidos/ y mi pecho te ofrenda sus constancias” (Vibraciones del alma)

Adriana Buendía: “Mi pecho es un cementerio/ mi corazón es un nicho/ si tú te mueres, ingrato/ ya sabes cuál es tu sitio” (Cantares)

Belisario Calle: “La belleza variada que fulgura/ en las nubes, los astros y las flores/ deshizo un rayo de su lumbre pura/ para darte primores” (A una hermosa)

Constantino Carrasco: “Conque al mostrar tus Comentarios Reales/ la fama universal llamarte debe/ Evangelista del Peruano Imperio” (Al Inca Garcilaso)

Manuel Castillo: “Blancas palomas que fueron / el encanto de su nido/ apenas alas tuvieron/ y en el éter se perdieron/ como en el viento el sonido” (En memoria de mis hijas)

Luis Benjamín Cisneros: “Fundió Dios el firmamento/ azul en noche tranquila/ con la luz de astros sin cuento/  condensólo y ¡oh, portento!/ hizo tu dulce pupila” (Pasión)

Teobaldo Elías Corpancho: “Arcángel de mi hogar/ alma piadosa/ para el amor y la virtud nacida/ bajo tus alas trémulas mi vida/ auroras tiene de zafir y rosa” (Íntimo)

María Natividad Cortés: “aún diviso muy cerca de mi tumba/ vestido de esmeraldas, un ángel cariñoso que me dice:/-mujer, soy la esperanza” (Esperanza)

José Santos Chocano: “¡Yo moriré como el ave/ siempre batiendo las alas!” (Profesión de Fé)

Abel de la E. Delgado: “Tórtola errante del Amazonas / que prisionera de amor cayó/ gotas del llanto que me ocasionas/ árbol caído que tú abandonaste/ ese soy yo” (Tú y yo)

 Pedro Elera: “¡Ay Inés! Cuando vibran dulcemente/ las notas de tu célica expresión/ mil sublimes ideas por mi mente/ pasan a iluminar mi alma vehemente/ en destellos de santa inspiración (Secretos de Familia)

José I. Gamio: “los sabios ven el limpio firmamento/ y no pueden pasar nunca de allí/ que es pobre de los hombres el invento/ y siempre será así” (Astronomía)

Manuel A. García: “Callo la causa que, aparte/ de que no me inspira horror/ en cuestiones de honor/ la mujer es juez y parte. (Un perdón de caballero)

Octavio Espinoza: “Y cuando vengan por mis restos de hombre/ tu nombre se verá sobre mi escudo/ y mi sangre también sobre tu nombre” (En el circo)

Trinidad Fernández: “Al grito inmenso que exhalé espantado/ volar un Ay desgarrador sentí/ mi hermosa juventud había expirado/ ¿quién de esos ayes no se espanta?, di” (Ayes que espantan)

Francisco Flores Chinarro: “De la abeja el triste fin/ no te debe sorprender/ que es peligroso beber/ en vez de néctar carmín” (Apariencias Engañosas)

Carolina Freire: “Pudo más Pigmaleón y no amó tanto/ no amó cual ella amaba…/ ¡ay, es más fácil dar al mármol vida/ que animar ciertas almas” (Galatea)

Armando de la Fuente: “¿Dónde está la verdad?, la ciencia dónde/ sus rayos luminosos centellea/ ¿Dónde la luz está, donde la idea?/ la ansiada realidad, decidme, ¿dónde?” (Fe)

César Goicochea: “Devuélveme no más mis dulces besos/ con que sellé un amor sellado en vano” (El peregrino apasionado)

Manuel Gonzáles Prada: “Ni sepulcro tendrás/ ni cuna vistes/ fénix divino, sin morir renaces/ madre piadosa, sin nacer existes” (A la Naturaleza)

Julio S. Hernández: “Si al más humilde soldado ultraja/ su jefe, al punto su honor despierta/ y exasperado pide su baja/ o se deserta” (Memorial)

Lastenia Larriva: “Fue mi patria, en los tiempos coloniales/ de tu gran tronco predilecto ramo/ y allá en su suelo que venero y amo/ palacios erigiste y catedrales” (A España)

Germán Leguía y Martínez: “Ay de los que en su aflicción/ al fin, sin lágrimas quedan/ cuando lágrimas no ruedan/ ya está muerto el corazón” (Las lágrimas)

Enrique López Albújar: “mística y entusiasta luchadora/ nada tu ardiente inspiración quebranta/ y siempre fuiste igual, guerrera o santa/ víctima del revés o triunfadora” (A Juana de Arco)

José Manuel Maldonado: “y aunque postrada de rodillas digas/ que han de ser tus virtudes ensalzadas/ y del mundo te quejes y maldigas/ todo es mentira y farsa refinadas” (A una beata)

José Toribio Mansilla: “La gloria suena en mi afligida mente/ más si glorias queréis darme completas/ menos gloria, señor, y más pesetas” (La gloria)

Víctor G. Mantilla: “Como adivinan, ustedes/ nació la feliz doncella/ como las hadas fue bella/ y la llamaron Mercedes” (Mercedes)

José Arnaldo Márquez: “En vano el canto del poeta halaga/ si el corazón y el alma no conmueve/ si convirtiendo en un telón el velo/ oculta el astro en la mitad del cielo” (Opinión sobre la poesía)

Luis Enrique Márquez “Y yo, Estela, te respondo/ que he de gobernar experto/ del matrimonio hacia el Puerto/ y que allí daremos fondo” (Carta amorosa)

Manuela Antonia Márquez: “Si el pan del usurero con lágrimas se amasa/ que vierte la indigencia secando el corazón/ el pan de los obreros, el pan de vuestra casa/ es siempre más sabroso, que es pan de bendición” (Al trabajo)

Diego Masías y Calle: “Cuando yo me enlazaba/ con la adorada mía/ era del sol un rayo que abrasaba/ el amor que a mi novia le tenía. / Hoy, mirando la cuna/ de nuestra hermosa niña/ es nuestro amor un rayo de la luna/ alumbrando una flor de la campiña. / Con mi cabeza cana/ y contemplando a aquellas/ mi doble amor parecerá mañana/ la hermosa claridad de las estrellas “(Las Tres Épocas)

Mariano Melgar: “No nació la mujer para querida/ por esquiva, por falsa, por mudable/ y porque es bella, débil, miserable/ no nació para ser aborrecida” (La mujer)

Alejandro B. Méndez: “Nadie nos ve, la luna se ha escondido/ envidiando tu cutis nacarado/ y solo el corazón siente el gemido/ que exhalan nuestras dichas del pasado” (Solos)

Modesto Molina: “Luz que vive en la mente, misteriosa/ voz que, al hablarnos, de pavor nos llena/ juez que, siempre, implacable, nos condena/ sombra que por doquiera nos acosa” (La conciencia)

Sixto Morales: “¡La vida es un contraste!, risa y llanto/ amarga realidad y durar lento/ después de una ilusión, un desencanto/ y después de un deleite un sufrimiento” (Filosofía)

Máximo Morante: “Que te ame es muy difícil, me decías/ pues sólo poesía llevarás como dote al matrimonio” (Contrastes)

Ignacio Noboa: “Ven de una vez, consoladora muerte/ ven, ábreme las puertas eternales/ donde no impera la implacable suerte” (A la muerte)

Ricardo Palma: “– ¿Es arte del demonio o brujería/ esto de escribir versos? –le decía/ no sé si a Calderón o Gracilazo/ un mozo más sin jugo que el bagazo/–Enséñeme maestro, a hacer siquiera/ una oda chapucera. /–Es preciso no estar en sus cabales/ para que un hombre aspire a ser poeta/ pero, en fin, es sencilla la receta/ forme usted líneas de medidas iguales/ y luego en fila las coloca juntas/ poniendo consonante en las puntas. / – ¿Y en el medio? – ¿En el medio? ¡Ese es el cuento!/ hay que poner talento.” (La Poesía)

José Pardo y Aliaga: “Bendígate el cielo, Rosa/ bendiga Dios ese talle/ la oscilación majestuosa/ conque, andando por la losa/ obstruyes toda la calle” (A Rosa)

Felipe Pardo y Aliaga: “Permita Dios, porque te cuesten caras/ las frases que te arranca el alborozo/ que te veja y humilla sin embozo/ tu Jetiskán, el de las prendas raras” (A un adulador de un poderoso)

Pedro Paz Soldán: “Yo la volví por la sensible palma/ y como por la boca o por los ojos/ reí beber todo un raudal de su alma” (Historia de un beso)

Amalia Puga: “Ha de seguir la humana fantasía/ viendo a Colón entre rosados velos/ de descubrir un mundo en la porfía” (El Descubrimiento)

Juan C. Rossel: “Inmaculada y leve/ a los reflejos de tu luz hermosa/ sonríe la onda azul, el cielo llueve/ y se abre el corazón como una rosa” Esperanza”

Carlos Augusto Salaverry: “Por eso, entre el concierto de las aves/ y de la tierra en el mundano ruido/ la nota que más se oye es el rebuzno” (La ópera universal)

Manuel A. San Juan: “¡Cuán grato debe ser/ díjole a un sabio una flor/ de un día y otro el albor/ en larga existencia ver/ y, artífice del saber/ con noble anhelo profundo/ del bien activo y fecundo/ ir los gérmenes sembrando/ áureas estelas dejando/ en los cármenes del mundo!” (El sabio y la flor)

Leonor Saury: “Y es fama que desde entonces/ del Rímac la onda serena/ melancólica solloza/ por la ausencia de una perla” (A una perla)

Manuel Segura: “Quien padezca su dolor/ en declararlo no tarde/ haga de su aliento alarde/ que, en ocasión oportuna/ la mujer y la fortuna/ no quieren hombre cobarde” (A los cobardes)

Mariana Nicolás Valcárcel: “Ay, cuánto cuesta, Díos mío/ tomar en el bosque umbrío/ una lección de experiencia” (Por Incauta)

Pedro Valera: “La turba una vez mansa, otra vez fiera/ a la razón advierte sin malicia/ que el corazón no entiende de justicia” (El Corazón)

Manuela Varela de Vildoso: “Y tú misma tus penas consolar/ porque reír alegre en el dolor/ es al dolor con risas insultar” (A…)

Edilberto Zegarra Bellón: “Del pensamiento en los inmensos giros/ muchas cosas no alcanzo a comprender/ pero el bello lenguaje de suspiros/ ¿quién no lo ha de saber?” (Suspiros)

Samuel Velarde: “Del barro y el deseo nace el hombre/ como germina sin querer la palma/ y al punto surge con precioso nombre/ la mariposa de la luz, el alma.” (Castillos en el aire)

Arturo Villalba: “Sobre los mares tengo mi barca/ sobre los riscos tengo mi choza/ tiestos con flores en la ventana/ dulces susurros, mansas gaviotas” (Aves del Cielo)

Aurelio Villazán: “Vendrán los días con su sol radiante/ la bóveda celeste a iluminar/ y al primer rayo de su luz fulgente/ la alegría vendrá” (Vuelta del Sol)

Manuela Villarán de Plasencia: “Cierto es que la mujer gobierna el mundo/ mientras domina al hombre que la adora/ el que goza en llamarla su señora/ y el que siente por ella amor profundo” (Una buena)

Domingo de Vivero: “Y burlando el capricho de la suerte/ eternizas el árbol de la ciencia/ al borde del abismo de la muerte” (A Edison)

Es probable que no se haya mencionado a otros tantos creadores literarios de aquella época, pero lo haremos en cuanto tengamos conocimiento de sus publicaciones.

 Barcelona, 26 julio 2011