CARTAS A MI PADRE
I
A mi padre Héctor Varas Infante
(A un año de su partida)
En tu memoria, padre mío,
evoco con inmensa gratitud
la vida y las cosas que me diste
la savia de tus reflexiones
y el pan bendecido con tu esfuerzo.
Al calor del hogar, nos reuníamos,
CARTAS A MI PADRE
I
A mi padre Héctor Varas Infante
(A un año de su partida)
En tu memoria, padre mío,
evoco con inmensa gratitud
la vida y las cosas que me diste
la savia de tus reflexiones
y el pan bendecido con tu esfuerzo.
Al calor del hogar, nos reuníamos,
tantas veces, los hermanos,
contigo y madre, Una familia unida,
nos señalabas con amor.
Y, en todas partes, orgulloso,
sentías los progresos de tu creación.
Serena en tus ojos brilló la ilusión
del noble e incansable emprendedor.
Victorias lograste, con amplia sonrisa,
aunque sellada en tu alma quedó
la luz y el canto ideal de tu visor.
En tu eterna morada pervives, padre,
con la paz infinita de tu espíritu
justo y verdadero,
que confluyó con Dios,
un día estelar en mis recuerdos.
Barcelona, 22 agosto 2013
II
(A un mes de tu partida)
Te encontré en el umbral
de un inevitable designio.
Y, para protegerte, padre
como tú a mí cuando era niño
cogí tu mano indefensa
y te guié hacia el portal
del amor y la ilusión.
Y volviste a cantar y te aplaudí,
a recordar y recordé contigo
a reír, y con tu risa franca
le sumaste alegría a tu corazón y al mío.
Los días de felicidad se quedaron
perpetuados en nuestro ser…
Te hallé postrado en el fragor
de un inesperado delirio.
Y, para asistirte, padre,
como tú a mí, de pequeño,
atraje tu cuerpo extenuado
hacia el casero ventanal
de la vida y la emoción
Y volviste a charlar y te escuché
a anhelar y anhelé contigo
a soñar despierto, y con tu sueño
le añadiste vigor a tu espíritu y al mío.
Los días de felicidad se quedaron
perpetuados en nuestro ser…
Te ví rezando en tu sillón
por ti y por tus hijos queridos
Y presintiendo ya que te ibas,
me llamaste a tu lado
y nuestras lágrimas se fundieron
en un tierno e interminable abrazo…
Los días de felicidad se quedaron
perpetuados en nuestro ser.
Padre, te perdí un dia de invierno,
tu alma voló hacia la eternidad.
Te fuiste consciente y tranquilo
a reunirte con Dios y con “Rulito”
tu hijo que te había adelantado el camino.
Gracias, padre, por todo
lo que me diste. Y descansa.
Aunque, con cariño filial,
te confieso, quedamente
que aún percibo tu voz,
tu imágen, tu aliento…
que sigues viviendo a través mío.
Barcelona, 22 de setiembre 2012
SOMOS ¡MÁS TRES QUE NUNCA!
(Para mi padre Héctor y mi hermano Rául )
Éramos los tres
contigo padre y hermano
más felices que nunca!
en la vida de ayer.
Sentida reminiscencia
Éramos los tres,
socios y amigos,
atados por un sueño
Contigo padre y hermano
más unidos que nunca!
Éramos los tres,
como varas atadas
por tierna emoción
como los mosqueteros
más soñadores que nunca!
Éramos los tres,
lo somos todavía
Mi vida late con ustedes
padre y hermano, queridos.
Somos ¡más tres que nunca!
Barcelona 8 diciembre 2015