EL DESAFIO SOBERANISTA
El resultado de las elecciones catalanas del 25 de noviembre del 2012, consolidó el maridaje político de Convergencia i Unió (C.I.U.) y Esquerra Republicana de Cataluña (E.R.C). Sus líderes pactaron gobernabilidad mutua y ahondamiento en el proceso soberanista que tiende a la ruptura de Cataluña con España en un claro desafío al gobierno central, a los partidos no nacionalistas y a los millones de ciudadanos contrarios a la propuesta independentista.
EL DESAFIO SOBERANISTA
El resultado de las elecciones catalanas del 25 de noviembre del 2012, consolidó el maridaje político de Convergencia i Unió (C.I.U.) y Esquerra Republicana de Cataluña (E.R.C). Sus líderes pactaron gobernabilidad mutua y ahondamiento en el proceso soberanista que tiende a la ruptura de Cataluña con España en un claro desafío al gobierno central, a los partidos no nacionalistas y a los millones de ciudadanos contrarios a la propuesta independentista.
El resurgimiento de las fuerzas nacionalistas, traducido en La Consulta del próximo 9 de Noviembre, aprobada por el Parlament y refrendada por el Presidente de la Generalitat, Artur Mas, suscita controversia política y una amplia confrontación ciudadana. Unos opinan que Catalunya como Estado independiente ya no dependería del Gobierno Central y podría desarrollarse mediante la gestión de sus propios recursos. Otros, en cambio, creen que sería convertir una región de España en un espacio cerrado al mundo, con el agravante de no contar con el apoyo de la Comunidad Europea. El propio Artur Mas ha formulado la pregunta: “¿De qué serviría un Estado independiente si nadie lo reconoce?”
Los nacionalistas catalanes se empecinan en el tema de la autodeterminación del pueblo catalán, a pesar de que el Tribunal Constitucional ha suspendido, por considerarlo ilegal, toda campaña y todo acto referente a la Consulta. El presidente de E.R.C. Oriol Junqueras, ha llamado incluso a la “desobediencia civil”, comparando su figura con la de Martin Luther King, ocurrencia que muchos consideran desfasada en el tiempo y el espacio en que se mueven los intereses de los separatistas.
La interrogante social es: ¿Que beneficios obtendrían los ciudadanos de pertenecer a un Estado de este tipo? ¿Serían gobernados por partidarios de la investigada familia Pujol o de las izquierdas nacionalistas radicales? El vivir en un Estado con una Economía autogestionaria, ya que su mercado estaría restringido a este ámbito, no garantiza que el nuevo Gobierno vaya a crear más puestos de trabajo y facilitar techo y pan a la gente. No se vislumbran beneficios y más bien sí inconvenientes para los nuevos ciudadanos que para salir de la ilegalidad deberán proveerse de nueva documentación: DNI, Pasaporte, Visas para salir al extranjero, y los productores y empresarios salvar el obstáculo de los aranceles aduaneros que impondrían el nuevo gobierno para la importación y exportación de productos.
Existe el temor de la gente inmersa en el mercado laboral de perder su derecho a percibir prestaciones por desempleo y jubilación. ¿Dónde quedarían sus cotizaciones a la seguridad social de España? ¿Deberán ir a reclamarlas a Madrid? ¿O se diluirán sus aportaciones sociales, junto con sus retenciones de trabajo y devoluciones por desgravación fiscal, en el trasvase de un Estado legalmente constituido a otro embrionario y en situación de clandestinidad?
Y los deportistas ¿se verían perjudicados por los mandamientos de un Ente totalitario nacionalista? El Barcelona FBC, cuyo presidente apoya el Pacto Nacional por el derecho a decidir, ¿saldría de la liga de fútbol española, a la que ya no estaría adscrita e iría a competir en la liga autonómica local contra equipos de Lleida, Sabadell, Tarragona y otros de las comarcas de Cataluña?
Los propulsores de la idea de apartarse de España y de la propia Comunidad Europea no saben a lo que se enfrentan, ni lo que se van encontrar en el trayecto y tampoco están preparados para objetivar su ideología escisionista que en realidad no motiva a la mayoría de catalanes que subsisten trabajando en todos los sectores productivos.
¿Y de dónde saldrían los 9 millones de euros necesarios para la celebración de la Consulta? ¿de los recortes a Sanidad, Educación y la subida de impuestos locales? El dinero recaudado a costa de recortar beneficios a la comunidad y destinado a afrontar la crisis económica, que aún golpea, ¿se va a invertir en un referéndum sin marco jurídico adecuado? ¿Y cómo recuperarían los líderes nacionalistas este gasto económico? ¿pasándole la factura a las numerosas familias catalanas que con esfuerzos salen adelante?
De momento, el pánico se ha apoderado de los inversores en Banca y Bolsa que temerosos del desafío divisionista están retirando sus fondos de bancos y financieras que no les garantizan réditos ni créditos. Otros están vendiendo deuda pública, sobre todo catalana. Con el temblor político-social que se avecina el bono catalán podría adquirir un precio basura y nadie interesarse en este producto financiero. Hasta los pequeños ahorrista temen que su dinero desaparezca con el cambio del euro en una moneda que sería de fabricación local y con valor, por todos, desconocido.
Por las calles de Barcelona pululan manifestantes propagando su voz tanto a favor como en contra de la Consulta. Precisamente, el 12 de Octubre, miles de personas convocadas por la Societat Civil Catalana, Convivencia Cívica Catalana y Movimiento 12-O, se concentraron en la Plaza Cataluña en respuesta al independentismo. Expresaron su deseo de seguir perteneciendo a España ante la mirada vigilante de los policías preparados para evitar escaramuzas. Esperemos que el conflicto social no genere violencia en estos momentos cruciales de la historia de Cataluña y España.
Barcelona, 12 de octubre 2014