JOSE MARIA ARGUEDAS
JOSE MARIA ARGUEDAS
José María Arguedas, nacido en Andahuaylas, Perú, el 18 enero de 1911, quedó huérfano de madre a tierna edad. Su padre volvió a casarse con una viuda acomodada y con hijos. El pequeño José María empezó a recibir maltrato físico y psicológico por parte de su madrastra y hermanastro. A los once años, para no seguir soportando esa maldad que dañaba su ser, huyó de la casa materna para hermanarse con los indios que sí supieron darle ese calor humano que necesitaba su alma. Aprendió el quechua y convivió con los indios, sufriendo en carne propia esa tragedia social que se resume en mal trato, explotación, discriminación, segregación cultural del mundo indígena frente al mundo criollo de la costa.
Aquel muchachito sufrido se sobrepuso a la adversidad. Y, con apoyo paterno, estudió en el colegio y llegó a la Universidad. En San Marcos, un día, harto de leer a autores que no tenían la mínima idea de lo que era un indio, empezó a escribir, a verter sobre el papel sus múltiples vivencias en el Perú profundo, las muestras folclóricas, los mitos y leyendas vigentes en el mundo indio. Puso toda su voluntad en sus escritos y los fue publicando, con la mayor ilusión, esperando que fueran bien acogidos por el público. Se convirtió en literato, y, es más, en un actor social que defendía a capa y espada al indio. Lo mostraba humano y culto ante los ojos de una Sociedad racista y egoísta. Y luego de arduo trabajo intelectual, lanzó su propuesta de la unidad nacional a través de una obra literaria. “Todas las Sangres” es ya la visión preclara de un ideal urgente, trazado a golpe de genio y con base en sus luchas por integrar las culturas de la Costa, Sierra y Selva, ambición titánica en un país multilingüe y multicultural, para fusionarlas en una sola y así obtener la esencia de la identidad peruana.
Su rica y fecunda obra literaria, sin embargo, fue valorada con retraso por los críticos literarios. Cuando en 1957 publicó “Los Ríos Profundos” Arguedas era casi un desconocido, a pesar de haber publicado“Agua” (1935), “Yawar Fiesta” (1941), “Diamantes y Pedernales” (1954), aquellos “especializados” en Literatura –en su mayoría al servicio de la Oligarquía– que se creían las luminarias intelectuales de la República, se negaban a reconocer el valor de las obras del escritor de Andahuaylas que publicaba relatos reconstruyendo en ellos mitos y tradiciones ancestrales, con personajes andinos que hablaban un quechua castellanizado, que civilizaba a los indios y los mostraba buenos y cultos ante los ojos del mundo.
Aquellos críticos oficiales de la nación, que vivían alejados de la realidad, terminaron por rendirse ante la evidente rauda popularidad de “Los Ríos Profundos”. Y empezaron a valorar la obra de Arguedas, aunque con cierto recelo, ya que era una literatura con inducción reflexiva que movía a la protesta social y esto no convenía a los Gobiernos conservadores. Fue hacia finales de los años 60, a raíz de los cambios sociales y políticos producidos en el país, que impulsaron las luchas reivindicativas de las comunidades indígenas, cuando la obra de Argüedas adquiere mayor difusión y legitimidad ya que las instituciones oficiales lo incorporan dentro sus planes educativos.
“Los Ríos Profundos” es una obra autobiográfica, con evocaciones de la niñez del protagonista, cuando estuvo internado en un colegio religioso en la Sierra. La vida en este Centro, sórdida, salvaje, lírica, cambia de pronto cuando el Pueblo se alza en protesta social, con la lucha de las mujeres que exigen que sea equitativo y justo el reparto de ese ingrediente esencial de uso doméstico que es la sal. Los guardias enviados para sofocar la protesta llegan tarde al lugar y ya no encuentran a nadie a quien castigar. Al final de la novela, el tifus se enseña con la población y acaba con el pequeño Pueblo de Abancay. Con esta novela Arguedas se consolida como escritor y adquiere mayor notoriedad.
En 1961, Arguedas narra sus duras experiencias como preso político. Con su novela “El Sexto” nos acerca al horror, el abandono y la desesperación en que vivían los presos del penal, divididos por la política, apristas y comunistas se peleaban entre sí de modo salvaje, en un ambiente pútrido, donde primaba la degradación moral, donde se sufría de hambre, enfermedad y agónica muerte. Algunos años después, Arguedas termina su novela más extensa y ambiciosa, en la que pensaba ofrecer un retrato total del Perú empleando como herramienta la literatura. En ella da cuenta de la destrucción de las comunidades indígenas por las compañías norteamericanas, con los gamonales y patrones de Hacienda de por medio pugnando por mantener su dominio.
Pero “Todas las Sangres”, vigorosa novela social, fue criticada al ver la luz, en 1964, por grupúsculos de eruditos que la descalificaron como retrato social del Perú de la época. Los mismos exponentes del “boom”, entre ellos Vargas Llosa y Julio Cortázar, triunfantes en París y Europa, criticaron a Arguedas por delimitar su literatura a un ámbito localista. Arguedas soportó con valentía las ácidas críticas recibidas por su novela, aunque influyeron en su ánimo. Empezó a escribir una novela dedicando varios capítulos al mundo pesquero de Chimbote, en la Costa peruana, aunque no lograría terminarla. En su “Último Diario” dejaría unas líneas que daban cuenta de lo que podría haber sucedido en la novela. “El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo” fue publicada de manera póstuma en 1971.
El “Último Diario” es un emotivo testimonio del autor, con reflexiones críticas sobre Literatura y Política. Recuerda también a Gustavo Gutiérrez, el padre de la Teología de la Liberación. Un manuscrito gratificante, que no consiguió evitar la depresión final del escritor que terminó suicidándose en 1969. Arguedas, escritor genial, dotado de alta robustez moral y humana, es junto al Inca Garcilaso, César Vallejo y Manuel Scorza, la voz más acendrada y trascendente en la Historia de nuestra Literatura.
“Arguedas es mejor escritor que Vargas Llosa” dice mucha gente. ¿Será porque representa mejor las vertientes culturales de nuestro país? ¿Porque su obra tiene mayor profundidad social e histórica que la del “Escribidor”? Dicha suposición ¿opaca la obra del Premio Nóbel de Literatura?. Arguedas es, sin duda, más formidable, rompe con los sistemas culturales y nacionales vigentes y muestra caminos nuevos hacia otros tiempos y conocimientos históricos.
Arguedas, simboliza la memoria y el alma del Pueblo peruano Su literatura es un riquísimo mosaico cultural, sus fabulosos cuentos y novelas están matizados con Música, Danza, Poesía, Teatro, sus Ensayos antropológicos y etnológicas renuevan la visión del hombre peruano, sus dramas y crónicas sociales, sus textos pedagógicos, sus palabras de sabio o Amauta toda su vida y obra en general reflejan la lucha permanente y la decisión férrea de un hombre empeñado en echar la simiente cultural de un Perú Nuevo.
Jorge Varas
Barcelona 24 Enero 2017