MICAELA BASTIDAS: LA CAUDILLA DE LOS ANDES

LA CAUDILLA DE LOS ANDES

 

(En el Dia Internacional de la Mujer-
Homenaje a Micaela Bastidas Puyucahua)

LA CAUDILLA DE LOS ANDES

 

(En el Dia Internacional de la Mujer-
Homenaje a Micaela Bastidas Puyucahua)

 

Hacia el siglo XVIII, en Tamburco,

caserío peruano, vivía una joven primorosa,

trabajadora, sencilla y piadosa,

cariñosa con sus padres y fe en Dios.

A los quince años conoció a José Gabriel,

apuesto y distinguido cacique de Tungasuca

con quien compartió la dulzura del amor

y la dicha nupcial en la iglesia en Surimana.

En el poblado de Tinta se estableció la pareja

cuyo hogar fue bendecido con el nacimiento

de sus retoños Hipólito, Mariano y Fernando

a los que cuidaban con dedicación y cariño.

Por entonces los españoles gobernaban el Perú

aplicando el yugo a la población negra, india y mestiza.

Aquellas autoridades trataban con vil desprecio

al noble Pueblo desde hacía siglos oprimido.

Micaela anhelaba vivir en un mundo mejor,

donde no hubiera esclavos negros ni indios serviles,

donde la gente pudiera vivir dignamente

y mirar el futuro con optimismo.

Sufría el oprobio a que estaba sometida la población.

Aquella jauría de extranjeros les imponían a la fuerza

sus leyes y normas plagadas de injusticia.

Mientras en su sien latía ya la ideología libertaria.

Un día dijo ¡basta! y contra la dolorosa afrenta,

de trescientos años de vasallaje,

lanzó el grito estentóreo, la acción fecunda,

la esperanza inagotable de su frente bravía.

Y aunque sabía con profundo dolor de madre

que al renunciar a todo por su lucha

sacrificaría su vida y la de su querida familia,

que no vería florecer a sus hijos, siguió adelante.

Se entregó por completo a la causa rebelde

junto a su marido, de quien era principal consejera.

Organizó tropas para luchar contra los opresores.

Se propuso abolir la mita, los repartos, las alcabalas.

Urgía una revolución social, económica y política

a favor de los indios. Y la iniciaron con la captura,

juicio y ejecución del despótico corregidor Arriaga.

Declarada la guerra a los realistas,

con fuerte convicción, a pie o a caballo,

acompañaba a las tropas patriotas en su lucha

mano a mano contra los enemigos.

Organizó y dirigió el escuadrón de mujeres,

quechuas y aymaras, entre ellas la indomable

Tomasa Titu Condemayta. A estas luchadoras

arengaba al grito de “¡somos libres carajo!"

Dirigía el apoyo logístico a sus guerreros

andinos. Les abastecía de ropa, armas, municiones,

y redactaba proclamas para insuflarles valor,

ilusión y ambiciones de victoria.

La lideresa repartía por doquier coraje

e ideas libertadoras. Cumplía tareas políticas,

militares y administrativas. Emitía edictos

nombraba cargos, sumaba brazos para la lucha.

A Sangarará entró victoriosa, espada en mano,

y decidida propuso al Inca la toma del Cuzco

pero José Gabriel no la consideró oportuna

quizás por temor a no poder defender la plaza.

Micaela, a pesar de la derrota sufrida por los sublevados

no se amilanó. Y para reponer fuerzas

se replegó a Combapata. Pero fue traicionada

y apresada junto a su familia por el ejército de Areche.

Afrontó torturas y severo juicio acusada de rebelión

contra la corona española. Mica, mamanchis enérgica,

cabeza pensante de la revolución oyó su sentencia

de muerte sin un lamento ni grito de perdón.

Con temple de amazona y alma de granito.

el día de la ejecución, de pie ante el cadalso,

altiva y orgullosa, caudilla de los Andes,

reina de corazones libertarios.

Los verdugos le hicieron presenciar la muerte

de su hijo mayor. Luego, a pesar de su resistencia

le cortaron la lengua e intentaron aplicarle el garrote,

pero su esbelto cuello burlaba el ajuste del tornillo.

Entonces rodearon con lazos su garganta

y mientras tiraban de los extremos

patearon su estómago y sus pechos con saña

hasta hacerle exhalar el último aliento.

La mujer ahorcada y luego descuartizada

en la plaza del Cuzco, valiente, vigorosa,

indoblegable, se convirtió en símbolo

de lucha por la independencia peruana.

Micaela Bastidas Puyucahua, heroína y mártir.

Su espíritu perdura en la Historia. 

Ejemplo de moral combativa, valor y sacrificio

por la libertad de los pueblos del Perú y América.

 

Barcelona 8 de marzo de 2019

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