MOVIMIENTOS POETICOS EN PERÚ A PARTIR DE LOS AÑOS 70
MOVIMIENTOS POETICOS EN PERÚ A PARTIR DE LOS AÑOS 70
En Perú, concretamente Lima, centro neurálgico de la cultura, imán de creadores artísticos de las tres regiones del país, surgieron a mediados del siglo XX movimientos literarios que dejaron atrás la tradición poética, las lecturas de las vanguardias europeas: el dadaísmo, el cubismo, el surrealismo afrancesado, que recogieron el legado de poetas nacionales como Abraham Valdelomar, José María Euguren, César Vallejo, César Moro, Manuel Scorza, Carlos Oquendo, Emilio Westphalen, Martín Adán, Alberto Hidalgo, Jorge Eielson, Carlos Germán Belli, Antenor Samaniego, Blanca Varela, Xavier Abril, Javie Sologuen, Salaza Bondy, entre otros poetas de las generaciones pasadas y crearon su lenguaje poético propio.
Entre estas agrupaciones de aedas destaca Auki fundada en 1975 e integrada por Luis La Hoz, Oscar Aragón y Roger Santibáñez que participará también en el movimiento La Sagrada Familia fundada en 1977 e integrada además por Luis Alberto Castillo, Enrique Sánchez Hernani, José Morales Segovia, Carlos López Degrerori, Wily Niño de Guzmán, entre otros.
Otro grupo de poetas –algunos de la generación del 68 –fue Estación Reunida con su revista editada en la universidad de San Marcos y abanderada por Javier Heraud y Edgardo Tello, poetas revolucionarios muertos en guerrillas, y en la que publicaron Hildebrando Perez, Oscar Málaga, Elqui Burgos, Vargas Llosa y otros simpatizantes de la revolución cubana. Estación Reunida fue más bien una aventura político literaria para promover un cambio social radical en el Perú.
HORA ZERO
En 1970, en Lima, por iniciativa de un grupo de estudiantes universitarios nace un movimiento literario que aspira a romper con el molde tradicional literario, con el lenguaje academicista y el parnasianismo de los limbos franceses, que practicaban los poetas de las clases acomodadas y reemplazarla por un lenguaje más simple, coloquial, de calle, que fuese la expresión de la realidad en tiempos en que la migración y sus consecuencias ocasionaba el desborde urbano, la explosión demográfica que traspasaba los cinturones de miseria de la capital y se perdía entre los cerros y los arenales distritales. Surgía una nueva Lima, sin planificación y plena de caos, necesidad y pobreza.
En un bar ubicado cerca a la universidad Villarreal, entre sorbos de cafés, tras un repaso de la realidad social y cultural, incluyendo el estado de salud de la poesía peruana, Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz, coinciden en que es momento de dejar de lado la poesía pura e imaginativa, y buscar la poesía de la cotidiano, de la realidad urbana, recoger la voz de la calle, es decir sentar las bases de una nueva forma de hacer poesía. Así lo deciden y junto a algunos otros poetas escriben y publican un manifiesto que marca un hito, una ruptura con todo lo que representa la poesía hasta ese entonces, a excepción de César Vallejo, que es la pluma más sobresaliente y digna que emergió del Perú.
El movimiento, integrado también Jorge Najar, Enrique Verástegui, Tulio Mora, Yulino Dávila, Dalmacia Ruiz y otros vates emergentes, crece y adquiere notoriedad incluso a nivel internacional. En Mexico se dan la mano con los poetas del movimiento infrarealista, que tiene entre sus destacados exponentes a Roberto Bolaño y a José Rosas Ribeyro, y coinciden en que se debe democratizar la poesía, que es la fiel expresión del pueblo siempre afectado por los gobiernos ligados a los grupos de poder económico.
KLOAKA
En 1982, se funda en Lima, por iniciativa de otro grupo de estudiantes universitarios otro movimiento literario que aspira a no crear fronteras entre arte y vida, a desligarse también de los cánones impuestos por una sociedad en decadencia en una etapa de conflicto social, de terrorismo destructivo que hundía en la pobreza a mucha gente, y dar una respuesta a todo este histórico apocalipsis a partir de la poesía y la cultura. Respetando el trabajo de sus predecesores de Hora Zero, y de otros renombrados poetas como Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza, José Watanabe, Marco Matcos,Luis Hernánedez era menester crear un lenguaje nuevo, de rebeldía contra la miseria, la injusticia social y por un cambio estructural en la sociedad.
También en un bar del centro limeño, tras un análisis de la actualidad social y cultural y del desarrollo de la poesía peruana, Roger Santibáñez y Mariela Dreyfus, coinciden en que era necesario crear un nuevo lenguaje poético que refleje el habla puro y duro de la calle, significar la ciudad en la que se movían, la Lima de los migrantes con sus ambulantes y sus asentamientos humanos, con el miedo y la inseguridad ciudadana, un lenguaje de revuelta, extraordinario, que se iluminara por propio peso y significado. Así lo deciden y junto a otros poetas como Edian Novoa, Guillermo Gutiérrez, sacan a luz un manifiesto, que truena en el ámbito cultural local y será bien recibido por poetas con visiones afines y criticados por otros más moderados y con ideologías diferentes.
El movimiento, surgido de las aulas de San Marcos, integrado por una generación de aedas con identificación anarquista que anhelaban escribir la gran poesía que posibilitara un cambio en la historia, el inicio de tiempos nuevos y mejores, en Perú y América Latina, con un sueño ideal, una pasión desencadenada, dejó una extraordinaria muestra de arte literario en la historia de los movimientos poéticos peruanos.
Integrado también por Dalmacia Ruiz, Mary Soto, José Alberto Velarde, Julio Heredia, Domingo de Ramos y otros poetas con presencia destacada en el panorama literario peruano.
GRUPO POETICO NEON
A principios de los años 90, producto de la desilusión, la desesperanza, el miedo y la desesperación ante la profunda crisis que sufría el país, derruido por los fuegos terroristas y la dura represión impuesta por el nuevo régimen fujimorista que ocasionaba violencia y muerte, surge en Lima, un grupo de poetas que ante la barbarie buscan la luz dentro de ellos mismos, asirse a la palabra escrita, al poema lírico que los aliente a salir de la oscuridad en que los ha sumergido una sociedad en ruinas. Se consideraban las Generación de los No-ventas, en rechazo total a la política de privatización, la flagrante corrupción en los estamentos gubernamentales, la desatención a los sectores populares que languidecían por el alza de costo de vida a través del fujishock que empujó a miles de peruanos caídos en la miseria a emigrar al extranjero, una realidad terrible en gran medida ocasionada por el neo liberalismo de Fujimori que terminó autogolpeándose políticamente para asumir todos los poderes del Estado y establecer un gobierno autocrático ante el cual nadie podía protestar a temor de ser asesinado.
Carlos Oliva y Leo Zelada fundaron este grupo poético al que luego se integraron poetas como Miguel Ildefonso, Héctor Ñauparim Roberto Salazar y otros que ofrecían recitales públicos para mostrar su sentir, el desencanto que los embargaba en tiempos convulsos, un sentir compartido por la gente de los sectores populares de la Lima afectados también por la crisis económica y violencia salvaje que destruía los valores que aún quedaban de la sociedad.
En un mundo vil y cruel, un país herido, una ciudad que se caía a pedazos se movieron los poetas de Neón. “Lima o el largo camino de la desesperación” fue la obra póstuma de Carlos Oliva que murió asesinado, a los 34 años de edad. Leo Zelada emigró al extranjero y pronto el grupo se dispersó. Entre los años 90 y 93, estos poetas, atrincherados entre espacios líricos y políticos, se movieron entre las zonas urbanas, participando con su poesía y su canto de ofrenda artística a las futuras generaciones.
POETAS DE LA A.N.E.A.
Otros numerosos poetas de las generaciones pasadas se agruparon en entidades para compartir cafés literarios y celebrar tertulias poéticas. La Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA) llegó a ser el alma mater de poetas consagrados y noveles que empezaban a publicar. En su local del jirón Puno 21 se reunieron o estuvieron de paso los intelectuales más prestigiosos a nivel nacional. Hacia mediados de los 90 la ANEA cerró sus puertas, por culpa de personas ajenas a la cultura que corrompieron el local que fue clausurado por la municipalidad. El espacio cultural “Los Viernes Literarios”, dirigido por el poeta Juan Benavente, germinó también en la desaparecida ANEA y se ha afirmado como importante espacio de presentación de poetas y creadores artísticos.
Entre los poetas y narradores que frecuentaron la ANEA, entre las décadas de los 80 y 90 recordamos a Mario Florián, Manuel Robles Alarcón, Pepe Vargas (de la Casa del Poeta) Julio Chiroque, Luis Vargas Chirinos, Gustavo Armijos, Max Dextre, Cecilia Izquierdo Ríos, Cronwell Jara, Jesús Angel García, Rafael Alvarado, Oscar Villanueva, Jorge Varas, el declamador Hudson Valdivia, y entre muchos otros, a los poetas Angel Izquierdo Duclós, Federico Torres, Julio Aponte, Víctor Bradio que luego se agruparon en Aedosmil.
AEDOSMIL – ASOCIACIÓN DE POETAS Y ARTISTAS
Fundada el 11 de setiembre de 1991 en el local de la ANEA que era el centro ideal para tertulias y presentaciones literarias y artísticas, para el intercambio cultural nacional Los aedos se movieron en tiempos abruptos por lugares insólitos, donde la miseria y la falsedad se escondían entre apariencias señoriales y orgullosas de sus hipocresías morales; con la fuerza de su canto transitaron por las vías y rincones carcomidos por el dolor, por espacios estigmatizados por la agonía de los pobres que indignados y afligidos le arrancaban pan y esperanza a la vida soportando los latigazos invisibles de la cruda realidad que golpeaba sus cuerpos y almas.
Con su palabra y acción superando obstáculos con trabajo y entrega a la poesía, comprometidos además con la vida y la historia del Pueblo esta agrupación de espíritus sensibles esparcían sus versos por distintos lugares del país. Osados y dispuestos, salvando situaciones intrincadas, entre estallidos frontales propios del instante histórico. En Tumbes, Piura, Huacho, Abancay, Apurímac y otras ciudades y distritos peruanos resonaron los mejores versos de estos creadores de extracción popular, que expresaban el sentir de la gente.
En una época dramática, marcada por el terrorismo, la crisis económica, social y política, la angustia del pueblo hundido en la pobreza, afrontaron con valentía y responsabilidad su tarea, en su línea de reivindicación del Poeta, de su trabajo como agrupación, con primacía en los gremios populares, la relación de soporte y correspondencia con las entidades culturales. Los aedos son cantores de vida, de amor, de lucha cultural, son docentes, buscadores de luz y verdades absolutas que dan su aporte a la creación y el conocimiento de la literatura peruana.
Publicaron su libro: “Despojados” dedicado al poeta Jorge Bendezú. Y en el devenir de su vida orgánica publicaron periódicamente una “Revista de Poesía Aedosmil”
El grupo de poetas de AEDOSMIL provenientes de diversos lugares del Perú, lo integraron: Ulises Valencia, Angel Izquierdo Duclós, Federico Torres, Joan Viva, Juan Benavente, Julio Aponte, Víctor Bradio, Salvador de la Torre Toro, Rodolfo Ybarra, Roberto Sánchez, Raúl Sulca, Percy Hinostroza, Pedro Chung, Patricia de la Torre, Olivo Del Monte, Mary Garay, María Jesús Ackerman, Alfredo Cárdenas, Alejandro Medina, César Díaz, Rosario Angélica Ríos, Lucía Mendo, Manuel Meza, Francisco Retamozo, Hurtado Trujillo, Jorge Luis Obando, Jorge Galarza, Jorge Solís, Salvador Dávila, entre otros.
AEDOSMIL es uno de los movimientos poéticos más importantes surgidos en el Perú a las puertas del siglo XXI
OTROS MOVIMIENTOS POÉTICOS
Los Poetas del Asfalto, son otras muestras de creadores comprometidos con la poesía. Esta agrupación, fundada por Ricardo Vega Jaime a finales del siglo pasado, lleva más de veinte años con su revista Fancine que ha consolidado su quehacer literario.
Con el devenir del siglo XXI se reconocerán otras voces artísticas ligadas a movimientos poéticos renovadores de la poesía.
6 de agosto del 2021