CIEN AÑOS DE «TRILCE»

 

CIEN AÑOS DE "TRILCE" 

(La obra trascendental de César Vallejo)

 

CIEN AÑOS DE "TRILCE" 

(La obra trascendental de César Vallejo)

La primera edición de “Trilce”, con prólogo de Antenor Orrego, se publica en Lima en 1922 y significa un acontecimiento en la historia de la poesía castellana por ser portador de un lenguaje nuevo, innovador dentro de las corrientes de vanguardia de aquella época. Aunque el poemario, salvo el reconocimiento de algunos intelectuales, pasa desapercibido. El poeta (sin presagiar su éxito futuro) dice: “El libro ha caído en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la responsabilidad de su estética.” La segunda edición del libro, prologado y editado en Madrid en 1930 por Gerardo Diego y José Bergamín, tampoco alcanzaría resonancia más que en pequeños círculos literarios. Quizás porque el vanguardismo creativo, del que Vallejo era un exponente, iba decayendo en un mundo de entre guerras que sufría estas catástrofes aniquiladoras de la vida, el arte y la cultura.

“Trilce” sobre todo, entre las obras de Vallejo, empieza a ser leído con inusitado interés hacia los años cuarenta y su creador adquiere rápida fama. Las sucesivas publicaciones sobre la vida y obra del poeta peruano captan la atención de críticos y numerosos círculos literarios españoles. Los poetas dejaron de ensalzar temporalmente los versos de Neruda para dar paso a la formidable poética de aquel genio nacido en un pueblito de la sierra peruana. Neruda reconoció el auge literario de Vallejo y dijo “Todos los que nerudeaban/ empezaron a vallejar.”

El título del libro parece provenir de una palabra afín al número “tres” que, según los biógrafos, el poeta lo dijo en broma para referirse a los tres soles de su precio. Vallejo llamó también “Trilce” a un poema, publicado en la revista coruñesa Alfar en 1923, donde versifica: “Hay un lugar que yo me sé/ en este mundo nada menos, / adonde nunca llegaremos.”

Los poemas de Trilce surgen de su propia existencia, del pesar ante la muerte de su madre: “Madre, y ahora! Ahora en cuál alvéolo/ quedaría, en qué retoño capilar, / cierta migaja que hoy se me ata al cuello/ y no quiere pasar. Hoy que hasta/ tus puros huesos estarán harina/ que no habrá en qué amasar/ ¡tierna dulcera de amor!…” También, de su ruptura con Otilia: “En el rincón aquel, donde dormimos juntos/ tantas noches, ahora me he sentado/ a caminar. La cuja de los novios difuntos/ fue sacada/ o talvez qué habrá pasado”… El poeta experimenta las angustias de una vida dura. Hacia 1920 se encuentra sin trabajo y con mala suerte es acusado de incendiario y recluido en una cárcel de Trujillo, donde condolido exclama: “¡Oh las cuatro paredes de la celda/ Ah, las cuatro paredes albicantes, / que sin remedio dan al mismo número!…”. A pesar de todo mantiene su vena poética y compone un manojo de poemas, que bien podrían clasificarse en herméticos o de difícil comprensión por ser metafísicos y filosóficos, y los más accesibles, entre abstractos y entrañables por estar escritos de modo más coloquial, familiar, irónico y hasta humorístico.

Los poemas entrañables o sentimentales, son más de veinte del total de 77, entre ellos: III “Las personas mayores”, VI “El traje que vestí mañana”, XI “He encontrado a una niña”, XIII “Pienso en tu sexo”, XV “En el rincón aquél”, XVIII “Oh, las cuatro paredes de la celda”, XXIII “Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos”, XXVIII “He almorzado solo ahora”, XXX “Quemadura del segundo”, XXXIV “Se acabó el extraño”, XXXV “El encuentro con la amada”, XXXVIII “He conocido a una pobre muchacha”, XLVI “La tarde cocinera se detiene”, L “El cancerbero cuatro veces”, LI “Mentira. Si lo hacía de engaños”, LII “Y nos levantaremos cuando se nos de la gana”, LXI “Esta noche desciendo del caballo”, LXII “Alfombra”, LXV “Madre me voy mañana a Santiago”.

Entre los poemas abstractos, que suman más de una docena, citaremos: VII “Rumbé sin novedad”, XXVII “Me da miedo ese chorro”, XXXIII “Si lloviera esta noche”, XLI “La muerte de rodillas”, XLIV “Este piano viaja para adentro”, LV “Samain diría”, LVI “Todos los días amanezco a ciegas”, LX “Es de madera mi paciencia”, LXIII “Amanece lloviendo”, LXXI “Serpea el sol en tu mano”…

Los Poemas de línea hermética comprenden unos cuarenta, entre ellos: I “Quien hace tanta bulla”, II “Tiempo Tiempo”, V “Grupo dicotiledón. Oberturan”,  VIII “Mañana esotro día”, IX “Busco volvvver de golpe el golpe”, X “Prístina y última piedra de infundada ventura”, XVI “Tengo fe en ser fuerte”, XVII “Destilase este dos en una sola tanda”, XIX “A trastear. Hélpide, dulce, escampas”, XXII “Es posible me persigan hasta cuatro”, XXV “Alfan alfiles a adherirse”, XXVI “El verano echa nudo a tres años”, XXVII “Me da miedo ese chorro”, XXIX “Zumba el tedio enfrascado”, XXX “Quemadura del segundo”, XXXII “999 calorías”…

Los poemas de Trilce, no encajan en ninguna corriente estética de aquella época, ni con la semántica del modernismo (el poeta ya no emula a Darío), ni con la cadencia simbolista (pasa también de Baudelaire), ni con las técnicas del surrealismo (discrepa con Bretón). Busca la renovación y libertad de expresión abriéndose paso en solitario por senderos nuevos. Crea su propio lenguaje, plagado de versos de extraordinaria factura: ensaya palabras y les da ritmo volviéndolas funcionales, escribe con su original gramática surgida de retorcer la lengua castellana buscando palabras para expresar lo que piensa y siente; maneja muy bien la lógica, la simetría espacial, las conexiones sintácticas. Es un genio que, con sistema poético propio escribe obras con alcance social y humano, y su nombre se suma, encabezándolo quizás, a las vanguardias literarias del siglo XX.

En estos poemas resalta la misteriosa virtualidad del lenguaje llevado al máximo de su autonomía creativa que mueve al lector a quedarse pasmado ante la potencia de ese verbo locuaz que concibe un mundo que expresa, con alta tensión nerviosa, fuerza emotiva, venciendo al tiempo y al espacio y jugando con los valores del sonido, a los que da significado con mágicas palabras.

La madre, el pan, la soledad, la muerte, son motivos obsesivos en su poesía. Y su sentir trasciende de lo personal e intimista hacia lo social, con una inquebrantable compasión por los pobres de la tierra, los que sufren hambre, cárcel, persecución, los seres castigados por la vida en un mundo injusto e incomprensible, que lo conmueven e instan a escribir con exaltados tintes proféticos, matizando su lenguaje con estruendos de multitud humana.

Vallejo renovó de raíz el lenguaje lírico hispánico. Lo convirtió en guía expresiva para muchos interesados en recoger la demanda humana de su sentir, íntimo y colectivo. El poeta, además de “Trilce” escribió otros poemarios de admirable composición como: “Los Heraldos Negros”, “Poemas Humanos”, “España aparte de mí este cáliz” y también novelas como “El Tungteno”, cuentos como: “Paco Yunque”, “Los Caynas”, y ensayos como: “Contra el secreto profesional”, “El romanticismo en la lengua castellana” además de numerosos artículos periodísticos.

El autor de “Trilce” vivió comprometido con su arte y produjo una magistral obra artística que su esposa Georgette se encargó de cuidar con dedicación exclusiva hasta verla publicada. Es considerado un poeta universal por la trascendencia de su obra, rica en valores estéticos y plena de mensaje humano, con un lugar preferencial en la historia de la literatura.

Jorge Varas

20 de noviembre 2022