LOS INMIGRANTES INDIGNADOS
Los inmigrantes que viven en España se suman al movimiento de los "indignados" porque ellos también están siendo afectados por la crisis. Su causa de indignación incluso le provoca más motivos de protesta que los españoles nativos porque no tienen derecho a voto en las elecciones, se les considera causantes del paro y los recortes sociales, y están regidos por una Ley de Extranjería que en vez de favorecerles les perjudica en sus derechos como personas.
LOS INMIGRANTES INDIGNADOS
Los inmigrantes que viven en España se suman al movimiento de los "indignados" porque ellos también están siendo afectados por la crisis. Su causa de indignación incluso le provoca más motivos de protesta que los españoles nativos porque no tienen derecho a voto en las elecciones, se les considera causantes del paro y los recortes sociales, y están regidos por una Ley de Extranjería que en vez de favorecerles les perjudica en sus derechos como personas.
Muchos residentes extranjeros que trabajan en España, entre ellos pequeños empresarios y trabajadores autónomos relacionados con la construcción y servicios han tenido que cerrar sus establecimientos por la escasa demanda o se han quedado en el paro y sin cobro de prestación alguna. A otros parados y con familia a cargo los recortes presupuestarios en las comunidades autónomas les han quitado el pan diario al suprimirles la pensión por Renta Mínima de Inserción que no pasaba de 400 euros. A otros, los Bancos les han quitado sus viviendas por impago de hipoteca y encima les cobran deudas por intereses generados.
Las condiciones de vida de los inmigrantes han empeorado con la crisis. Las familias han perdido también capacidad de compra, no pueden ahorrar, sus escasos recursos apenas les alcanza para cubrir los pagos de alquiler y servicios básicos de mantenimiento de hogar. Muchas familias están volviendo a la práctica de la olla común para poder alimentarse con sus hijos, otros han hecho retornar al país de origen a algunos miembros de sus familias, y otros, sin dinero ni empleo, han renunciado a su residencia en España y optado por retornar al pueblo de donde salieron con la esperanza de encontrar ahí trabajo.
El colectivo de gente venida del exterior que reside en España ha perdido también la confianza en los partidos democráticos tradicionales que dejan vía libre a la corrupción política y la especulación financiera en vez de luchar contra ellas, que avalan los altos intereses de inversión de los grupos de poder económico que sólo buscan el lucro, que prefieren centrarse en la búsqueda de estabilidad de los mercados monetarios que oír el clamor de los ciudadanos y atender las urgentes necesidades de personas que están sin trabajo, sin techo y pasan hambre.
Si la crisis persiste y se agudiza es probable que mucha más gente inmigrante "indignada" salga a la calle a pedir reivindicaciones a sus derechos, a pedir la supresión de la reducción salarial, la abolición de la Ley de extranjería, a luchar de forma colectiva para sobrevivir en un país donde las cosas están feas, donde ya no hay empleo, ni créditos ni ayudas sociales.
Los inmigrantes como parte integrante esta sociedad en crisis tienen derecho a expresar su indignación y rechazo a pagar con su sufrimiento los platos rotos de una crisis provocada por el Gobierno que ha concedido a los especuladores financieros, pirañas engendradas por el Capitalismo, un excesivo margen de actuación en los mercados provocando burbujas crediticias e inmobiliarias, condicionando el precio de los activos financieros, devorando intereses, comisiones, y todo lo que significa dinero, afectando las bases estructurales de una economía que cada día se aleja del llamado Estado del Bienestar, si es que alguna vez lo hubo en España.
Barcelona, 5 de Agosto 2011