LA BRISA DEL ÁNGEL

 

LA BRISA DEL ÁNGEL

(Para Freddy Salvador Medina Villegas, asesinado en Barcelona el 6 de mayo del 2009 – In Memorian)

 

Naciste un día de 1991, el más feliz para tus padres, en la linda tierra peruana. Tu infancia transcurrió entre juegos  al calor de tus queridos padres que un día emigraron a España, con la esperanza de alcanzar una vida mejor para la familia. A muy tierna edad atravesaste El Charco y con los tuyos te afincaste en la legendaria ciudad barcelonesa. Eras un niño estudioso, y poseías un carácter risuelo y amable. Al paso de los años, con la fuerza de tu joven voluntad te insertaste en esta sociedad, y tu adolescencia la llenaste con el estudio y la lucha por el futuro anhelado. Te gustaba el fútbol y te apasionaba la informática. Dicen que era agradable platicar contigo sobre esos temas; y siempre demostrabas esa calidad humana inherente a tu persona.

 

LA BRISA DEL ÁNGEL

(Para Freddy Salvador Medina Villegas, asesinado en Barcelona el 6 de mayo del 2009 – In Memorian)

 

Naciste un día de 1991, el más feliz para tus padres, en la linda tierra peruana. Tu infancia transcurrió entre juegos  al calor de tus queridos padres que un día emigraron a España, con la esperanza de alcanzar una vida mejor para la familia. A muy tierna edad atravesaste El Charco y con los tuyos te afincaste en la legendaria ciudad barcelonesa. Eras un niño estudioso, y poseías un carácter risuelo y amable. Al paso de los años, con la fuerza de tu joven voluntad te insertaste en esta sociedad, y tu adolescencia la llenaste con el estudio y la lucha por el futuro anhelado. Te gustaba el fútbol y te apasionaba la informática. Dicen que era agradable platicar contigo sobre esos temas; y siempre demostrabas esa calidad humana inherente a tu persona.

Pero una noche, justo cuando venías contento por la calle después de ver por televisión el triunfo del equipo de fútbol de tu preferencia, viles heraldos de la muerte se cruzaron en tu camino, como un accidente malhadado del destino. Era gente sin alma ni corazón, que te atacaron y te hicieron mucho daño. Y fuiste tú inocente Abel de dieciocho años el elegido por Dios para desplegar tus alas y volar con un espíritu hacia la inmortalidad.

 Hoy, después de tu entierro he hablado con tu madre que está rota por el dolor. Te recordó con cariño y me habló de ti como si aún estuvieras vivo y fueras a volver a su lado. Pero luego me dijo llorando que yo no sabía lo duro que era enterrar a un hijo. Quizá tú desde el cielo alcanzaste a oír lo que ella me dijo: que a su hijo ya no se lo iban a devolver, pero sí quería que se hiciera justicia, que detuvieran a los culpables de tu muerte y les cayera todo el peso que la ley de este país impone a los asesinos.

Nosotros, amigos de tu madre, pedimos lo mismo a las autoridades. Que actúen rápidamente y pongan entre rejas a los Caínes que te arrebataron la vida. Seguramente así será, sino exigiremos justicia desde cualquier tribuna para que tu muerte no quede impune.

Oh Freddy, te fuiste así de pronto, brisado ángel que luego de iluminar con tu presencia los ojos y el corazón de quienes te conocieron, retomaste tu forma natural y echaste a volar hacia el infinito donde reina el Supremo. Y, quizás desde la eternidad seguirás sintiendo el cariño de tus padres que rezarán por ti, te hablarán con su corazón y vivirán por ti la vida que perdiste.

 

Barcelona, 10 de mayo del 2009