LA DANZA INMÓVIL
(Manuel Scorza, en el 93 aniversario de su nacimiento)
En la novela, Santiago y Marie Claire, tras descubrirse, se ven reflejados en la danza del duque de Alençon en el Petit Cabinet Seine del museo del Louvre.
Ese amor que estalló en un parque de dalias, con la que Santiago imaginó paseando entre frondosos árboles del bosque de Fontainebleau y por el jardín del Luxemburgo; paseándose ahora y siempre, con la bella mujer de ensueño, a la que conoció con un libro en la mano, en el jardín des plantes, que sería mudo testigo de sus charlas de filosofía, política y poesía.
En realidad ya la había visto antes, en el restaurante La Coupole, mientras charlaba con el Editor al que iba detallando las secuencias más importantes del relato que pensaba publicar y el director de la Colección Nuevo Mundo, Vaca Sagrada, apodo de su viejo amigo Feliciano que se empeñaba en hacerle quedar mal. Le contaba al Editor la historia de un guerrillero que agoniza atado a un árbol en un punto de la Amazonía peruana, cuando ve entrar al establecimiento a la encantadora ninfa que atraía las miradas masculinas. Todos se preguntaban ¿a qué hombre afortunado buscaba aquella hermosura?
La mujer, esbelta y bonita, suspende el relato. Santiago se imagina que es su mujer y comparten su vida juntos y amándose más que Romeo y Julieta. La cercana presencia de aquel cuerpo esbelto, aquellos labios apetitosos, aquellos ojos azul marinos paraliza los sentidos.
El guerrillero Nicolás Centenario quiere huir del Sepa –cárcel inmersa en la abrupta Selva– para matar a un traidor. El prisionero mira el árbol de la tangarana poblada por miles de hormigas carniceras, que lo devorarán como a todo castigado por el ejército que combate a los guerrilleros. El comandante Nicolás a pesar de todos los peligros escapa de la prisión.
Marie Claire, al ritmo de sus seductoras caderas, se acerca a la mesa que ellos ocupan. El Editor la recibe con un beso en la mejilla y la presenta a los demás como su hija. Ella mira a Santiago quién, en resguardo de su identidad, se levanta de la silla y se va. Así acaba la novela que el autor rebobina y propone un final similar, en el que Santiago al ser reconocido por su amada abandona la sala.
En esta novela Manuel Scorza, es visualizado por su propio personaje, pero de manera fugaz, en la fiesta montada en La Coupole, Es una licencia literaria que no obstruye el relato, que a diferencia de los de la Guerra Silenciosa tiene como telón de fondo Paris y como escenario principal ese lujoso restaurante donde Santiago se ha citado con El Editor y Vaca Sagrada para convencerlos de la publicación de su libro titulado precisamente La Danza Inmóvil.
Escrito con ironía, con historias de amor y guerrillas, donde el autor conjuga subjetivismo romántico con elementos objetivos de la realidad, con un matiz de técnica post-modernista.
Manuel Scorza, aporta esta obra a su bagaje narrativo, rico en valores estéticos que lo consagran como uno de los grandes escritores peruanos.
Barcelona 9 setiembre 2021