LA OROYA: EL TRIUNFO DE UN PUEBLO

LA OROYA: EL TRIUNFO DE UN PUEBLO

Tras varios años  de huelgas, marchas de protesta y enfrentamientos con la policía que en el último mes se saldó con un poblador  muerto y decenas de heridos, el pueblo de la Oroya retomando el viejo slogan: “Petróleo para el Perú “, y el afán de demostrar que los peruanos sí somos capaces de administrar nuestros propios recursos ha conseguido ser oído por las autoridades.

LA OROYA: EL TRIUNFO DE UN PUEBLO

Tras varios años  de huelgas, marchas de protesta y enfrentamientos con la policía que en el último mes se saldó con un poblador  muerto y decenas de heridos, el pueblo de la Oroya retomando el viejo slogan: “Petróleo para el Perú “, y el afán de demostrar que los peruanos sí somos capaces de administrar nuestros propios recursos ha conseguido ser oído por las autoridades.

La movilización popular contra el “entreguismo” del Gobierno de Humala al capital exterior, ha obligado al  Congreso de la República a poner el tema en moción del día por ser de interés nacional y el día 3 de setiembre,  tras ardoroso debate, donde sucumbieron los argumentos de los  neoliberales recalcitrantes dispuestos a vender el país al mejor postor, se aprobó la concesión del rico yacimiento de petróleo Lote 92  a Petroperú.

El Gobierno, que ya había otorgado la concesión a la canadiense Pacific Stratus Energy dio marcha atrás y respetó  la voluntad  popular. Triunfó el clamor de la Selva, con sus importantes ciudades: Iquitos, Tarapoto, Yurimaguas, Contamaná, cientos de pueblos y comunidades indígenas levantadas en lucha contra gobernantes que viven lejos de la realidad y se empeñan en conceder a las transnacionales la explotación de nuestros recursos naturales.

La historia se repite. La planta metalúrgica de la Oroya, era propiedad de la Cerro de Pasco Corporation, la transnacional norteamericana cuya política de explotación que propició  el hambre y la miseria de los campesinos ya fue denunciada en la novela “Redoble por Rancas” en los años 60 del siglo pasado por el escritor Manuel Scorza.

En 1968 tras su nacionalización por el Gobierno de Velasco este importante complejo metalúrgico pasó a ser explotada por Centro Min Perú, que adecuó su infraestructura para la extracción, refinamiento y comercialización de oro, plata, cobre, plomo, zinc y otros metales preciosos. Por su parte Petroperú, surgida también de la estatización militar descubrió en 1970 el litigante Lote 92 –el más grande pozo petrolífero  del Perú– y dio inicio a su explotación en las condiciones más favorables para el país.

Pero en octubre del año 1997, Alberto Fujimori las privatizó ambas otorgando su explotación a la empresa Doe Run, propiedad de un magnate norteamericano, que dejó de operar en 2009 al declararse insolvente. Posteriormente hubo intención de liquidarla pero sin éxito.

Hoy, después del fallido intento de concesión del Gobierno a manos extranjeras, Petroperú retoma la explotación de hidrocarburos del ingente Lote 92. Esperemos que con esta concesión el Perú mantenga su condición de proveedor preferido de metales y minerales a nivel mundial.

Barcelona, 7 setiembre 2015