MIRANDO LA SAGRADA FAMILIA

Uno de los monumentos históricos más visitados por los turistas que vienen a Barcelona es el Templo de La Sagrada Familia cuya estructura ocupa toda una manzana cuadrangular que se alza entre las calles Mallorca, Cerdeña, Provença y Marina. Es un área de magna arquitectura, ventilada por las arboledas de las Plaças de Gaudí y la Sagrada Familia. Está ubicada en el corazón del barrio del mismo nombre, al que se llega fácilmente a través del Metro de las líneas 2 y 5, y en autobuses que circulan por esta parte de la ciudad condal.

Fue proyectada sobre un área de 12,800 metros cuadrados por Antonio Gaudí, a partir de 1883 en que asumió la dirección de la obra, tras la dimisión del arquitecto Francesc de Paula y Villar. Gaudí se replanteó las formas estructurales de la obra y matizó el corte neogótico convencional que tenía la cripta ya construida por su antecesor añadiéndole su estilo post-modernista.

Hoy en día, a pesar que el Templo expiatorio sigue en fase de construcción sus fachadas, entre ellas la Fachada de la Pasión, Fachada de la Gloria y la Cripta de la Sagrada Familia causan admiración a los miles de visitantes que a diario se aglomeran y hacen cola junto a sus taquillas con el fin de acceder al recinto y por sus alrededores buscando hacerse las tomas fotográficas que se llevarán como recuerdo.

Gaudí dedicó 43 años de su vida a dar forma arquitectónica al sagrado templo cuyas fachadas del Nacimiento y la Cripta fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el año 2005. Se dice que el famoso arquitecto catalán trabajaba todo el día, incluso allí comía y dormía, entregado en cuerpo y alma a su grandiosa labor que imprevistamente culminó en 1926 a raíz de un desgraciado accidente de tranvía que le provocó la muerte.

Gaudí fue homenajeado y enterrado en olor de multitud y su obra inconclusa sigue aún en marcha- Como él mismo dijo: “no le es posible acabar el templo a una sola generación; dejemos pues una vigorosa muestra de nuestra huella, que las generaciones venideras sientan el estímulo de hacer el resto y no nos atemos para el resto de la obra” Y hoy se ven junto a los santuarios, dedicados a Jesús, los apóstoles y los santos, elevadas grúas mecánicas, máquinas eléctricas y grupos de obreros transportando materiales para seguir con la construcción del templo.

El templo está siempre custodiado por vigilantes, y al interior se accede previo pago de entrada, y se puede llegar a la cripta de la Natividad y los campanarios subiendo a pie por las delgadas escalerillas o por los ascensores, allí dentro también hay un museo con históricos documentos y objetos referentes a la construcción del templo y dos tiendas donde se pueden adquirir almanaques y postales con muestras de las diversas secciones de la Sagrada Familia y libros sobre la vida y obra de Antonio Gaudí.

En el exterior, por las inmediaciones de las enhiestas columnas que apuntan al cenit barcelonés, la gente pulula mirando hacia el Templo, entre calles saturadas de tiendas de souvenirs, restaurantes y bares con terrazas. Es un goce para los sentidos apreciarlo desde diferentes ángulos, visualizar el decoro de su refinada fachada a la luz del sol mañanero o de la luna que en la noche romántica parece esconderse entre las crestas de las torres.

El templo de la Sagrada Familia es, junto a la Pedrera del mismo Gaudí, una de las maravillas arquitectónicas que muestra al mundo la ciudad de Barcelona.

Barcelona, 31 agosto 2010