PERU EN BOCA DE POETAS
“Si (el poeta) hubiese tenido el Perú en su bolsillo, seguramente se lo hubiese dado a la bailarina (Esmeralda) pero Gringoire no tenía el Perú, sin contar con que América no estaba aún descubierta”
PERU EN BOCA DE POETAS
“Si (el poeta) hubiese tenido el Perú en su bolsillo, seguramente se lo hubiese dado a la bailarina (Esmeralda) pero Gringoire no tenía el Perú, sin contar con que América no estaba aún descubierta”
Este párrafo, resaltante en un capítulo de la novela “Nuestra Señora de París”, nos sorprende y a la vez nos complace ver y oír a todos los peruanos. Más, si esta voz narrativa proviene del extraordinario Víctor Hugo.
El Perú, a partir del siglo XVI, se convirtió en símbolo de riqueza. En todo el mundo, la idea del fabulosos Imperio de los Incas iba más allá de lo imaginable, dejó de ser historia para convertirse en leyenda. Se creía que en la mítica tierra de los Incas era tal la abundancia de oro y plata que con sólo un puñado de ellos, por su cuantioso valor, se hubiera podido comprar un país entero. Los europeos, sobre todo, se imaginaban que estos metales preciosos refulgían por doquier en las calles y lo único que había que hacer era recogerlos. La codicia, precisamente, alentaba los corazones de aquellos que se aventuraban a “hacer las Américas”. Cruzaban el Charco con el deseo expreso de recoger todo el oro y la plata posibles par vivir como grandes señores De los conquistadores y colonizadores del Nuevo Mundo muchos lo consiguieron, pero otros tantos miles murieron en su intento de volverse ricos.
Aquellos soldados provenientes de una de las culturas más pobres de la Europa medieval, no se imaginaban que los incas lejos de codiciar estos metales para consolidar su bienestar económico lo empleaban como simples objetos de decoración artesanal. Y, al revés, los incas se sorprendieron al comprobar que los españoles se peleaban entre ellos por apropiarse de estos metales. De ahí los famosos “cuartos del rescate” llenos de oro y plata que Atahualpa ofreció a Pizarro por su liberación, aunque no lo consiguió y finalmente fue ejecutado en Cajamarca en 1533 con lo que se consolida la conquista y el saqueo hispano de las riquezas del Tahuantinsuyo.
Con el tiempo, en España y luego en todo el mundo se popularizó la frase “Vale un Perú”, para referirse a la abundancia de riquezas en nuestra tierra, cuantía que hoy sabemos no es sólo de oro y plata sino de otros metales y minerales latentes en sus entrañas andinas, la variedad de productos marinos, la rica fauna y flora de la región amazónica, los valiosos legados históricos hoy convertidos en grandes atracciones turísticas: Macchu Picchu, La Líneas de Nazca, los Templos de Sacsahuaman, el Señor de Sipán, Chan Chan la ciudadela de barro más grande de América y otros monumentos declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad. .
La referencia al Perú en la histórica novela del gran poeta francés fue escrita hacia 1829 cuando el Perú recientemente había logrado su independencia de España. La etapa de la Colonia dejaba paso a la Republica, donde otros poetas también lo harían rimar en sus versos, como el peruano José Santos Chocano, con su famoso: “¡Vale un Perú! Y el oro corrió como una onda. ¡Vale un Perú! Y las naves lleváronse el metal; pero quedó esta frase, magnífica y redonda, como una resonante medalla colonial” En el siglo XX, el poeta español García Lorca lo mencionó con su verso: “¡Oh, Perú de metal y melancolía” Y otro peruano, de fama mundial, César Vallejo en su poema Telúrica y Magnética dice: “¡Sierra de mi Perú, Perú del Mundo, y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!”
Son muchos los poetas y escritores, tanto peruanos como extranjeros, que se han referido al Perú, como símbolo de riqueza, aunque hay también otros muchos que se han referido al Perú como sinónimo de pobreza, sobre todo los poetas de finales del siglo XX cuando era evidente el desastre nacional, ocasionado por la profunda crisis económica y el desate de la llamada “guerra popular” violencia social y política que causó la muerte de miles de peruanos y hundió al país en la peor etapa de su historia.
El Perú resurge en la primera mitad del Siglo XXI, todavía herido pero victorioso, apostando por el desarrollo y la vida. Un Perú mejor en varios aspectos, –a pesar de las discrepancias políticas– en el camino hacia el progreso. Un Perú que se perfile vasto, rico y atractivo, Ya se le reconoce como el “mejor destino culinario del mundo” y “el mejor destino cultural de Sudamérica”, un ideal para los turistas, y mucho orgullo para los peruanos, incluyendo a los que valoran y difunden la música y danza nativas, la literatura y la cultura en general. Todo ello hará que los poetas vuelvan a referirse a nuestro país como símbolo de riqueza, y no sólo material, también humana.
Barcelona, 6 agosto 2015