Destacado intelectual, nacido en Lima (Perú) el 4 febrero 1924. Su vida y obra se las puede enfocar como poeta, dramaturgo, narrador, ensayista, periodista y promotor cultural. Como poeta, empezó a temprana edad escribiendo versos a partir de sus vivencias personales, con la inquietud de todo principiante, es decir la búsqueda de la forma, el estilo, las rimas de la poesía clásica. Su poesía de tipo intimista, introspectivo, cambió a raíz de sus lecturas y experiencias, sus viajes a Buenos Aires y Paris, su relación con otros poetas, y sobre todo de su definición ideológica. Su poesía se volvió más expresiva, más realista, más social. Entre sus obras poéticas figuran: “El tacto de la araña”, “Máscara del que duerme”, “Los ojos del pródigo”, “Vida de Ximena”. Publicó también, en 1947, una “Antología crítica de la poesía contemporánea en el Perú” con los poetas de su generación: Jorge Eduardo Eielson y Javier Sologuren, y en 1958 una “Antología General de la Poesía Peruana” con el también poeta “Alejandro Romualdo.
Como dramaturgo, fue una figura descollante en la historia del teatro peruano. Renovó la dramaturgia con sátiras, dramas, comedias, representadas por personajes que por su forma de vestir, hablar y actuar conectaban rápidamente con el público. Creó y representó más de veinte obras de teatro, con temáticas, argumentos y mensajes que inducían a la reflexión sobre la realidad social. Consideraba que una obra teatral no culmina en el texto del creador sino cuando es puesta en escena por lo que solía hablar con directores y personajes para corregir texto y ultimar detalles para mejorar la representación. La crítica llegó a considerarlo el iniciador del teatro contemporáneo en el Perú. Y, como dramaturgo, obtuvo 3 veces el Premio Nacional de teatro, los años 1947, 1952 y 1965. Entre sus obras de teatro figuran: “El fabricante de deudas”, “En el cielo no hay petróleo”, “El Rabdomante”, “No hay isla feliz”, “Flora Tristán”, “Rodil”.
Como narrador publicó el relato: “Náufragos y sobrevivientes”, la novela: “Pobre gente de Paris”, el cuento: “El señor gallinazo vuelve a Lima”. Y como ensayista, su obra:” Lima la Horrible”, publicada en 1964, en la que reprende con dureza a la sociedad de su época que añora el pasado virreinal, una sociedad representada por élites aristocráticas ligadas a la oligarquía que favorece a los grupos de poder económico con políticas de sometimiento a los campesinos y desatención a la demanda de las clases trabajadoras. Es una áspera censura a la moral de políticos, autoridades y gentes que se vanaglorian de ser de alta alcurnia, de tener buen apellido y pertenecer a la “crema y nata” de la sociedad, que en realidad es hipócrita, racista, egoísta, y plagada de espíritus cortos y trasnochados.
Reprobó además los cuentos de la Colonia de Ricardo Palma, la mentalidad perricholista, el arribismo criollo. Fustigó la creación de la Casa de la Tradición a la que consideró una vergüenza nacional, la expresión de la Arcadia Colonial, la difusión del sentimiento colonialista que pretendía aletargar el espíritu de la población para que no mirase hacia el futuro, hacia el desarrollo económico, social y cultural que eran necesarios en una época de cambios a nivel nacional y mundial. Lima, precisamente, se transformaba con la masiva llegada de migrantes de las provincias del interior del país que se estacionaban en calles y plazas para desarrollar el comercio ambulante y ocupaban terrenos a las afueras de la ciudad para conformar barriadas y pueblos jóvenes.
Como periodista su trabajo fue prolífico; escribió más de 2,200 artículos en los diarios El Comercio, La Prensa, en las revistas Oiga y Caretas donde publicó reportajes, reseñas de arte y literatura, hizo crítica social, cultural, incluso política por lo que a veces firmaba sus artículos con pseudónimo para evitar las censuras de la dictadura. Describió personajes y textualizó ambientes relacionados con los problemas de Lima, la ciudad capital que a causa del fenómeno de la migración empezaba a desbordase hasta más allá de los distritos adyacentes al casco urbano.
Participó también en política como integrante del Movimiento Social Progresista, junto con su hermano el filósofo Augusto Salazar Bondy, aunque su pasión por la cultura era mayor. Impartió charlas instructivas en el Instituto de arte contemporáneo del que fue director. Maestro y mentor de jóvenes escritores. La generación del 50 a la que perteneció es icónica, una de las más transcendentales del siglo XX, con poetas y escritores como Julio Ramón Ribeyro, Enrique Congrains, Vargas Llosa, Luis Loayza, Carlos Eduardo Zavaleta, Juan Gonzalo Rose, Manuel Scorza, Blanca Varela y otros que renovaron la literatura en aquella época de profundos cambios sociales, culturales y políticos. Lamentablemente, Sebastián Salazar Bondy falleció a los 41 años, el 4 de julio de 1965, a consecuencia de una hemorragia hepática.
En el centenario de su nacimiento, se revaloriza la obra de este importante intelectual, fino y sensible a todo signo de injusticia y pobreza, permanente defensor de la difusión del libro, de la cultura peruana y uno de los principales animadores culturales de su época.
Jorge Varas
21 noviembre 2024