LOS PAVOS DEL HORTELANO

 

Alan García, además de burros y cuervos tiene pavos que le siguen el juego. No dudan en transfigurarse o  poner los ojos en la nuca a fin de conseguir el favor del partido que gobierna, viven girando alrededor de ministros y cónsules más por el interés del acomodo que por convicción. No les importa el desprestigio y la renuncia de un gabinete ministerial implicado en corrupción, igual apegan el pico al curul de los nuevos jefes de gobierno. Y, si éstos se lo piden, no dudarían en apuñalar por la espalda al viejo compañero de partido, al militante honesto que ya no es favorable a los intereses de su secta política.


 

Alan García, además de burros y cuervos tiene pavos que le siguen el juego. No dudan en transfigurarse o  poner los ojos en la nuca a fin de conseguir el favor del partido que gobierna, viven girando alrededor de ministros y cónsules más por el interés del acomodo que por convicción. No les importa el desprestigio y la renuncia de un gabinete ministerial implicado en corrupción, igual apegan el pico al curul de los nuevos jefes de gobierno. Y, si éstos se lo piden, no dudarían en apuñalar por la espalda al viejo compañero de partido, al militante honesto que ya no es favorable a los intereses de su secta política.

 

Son gente que carece de ideas propias y de escrúpulos, no dudarían en prostituirse o sabotear a sus propios hijos con tal de agradar al superior político que tarde o temprano les recompensará. O se dejan llevar por los graznidos de los cuervos y permiten que éstos les laven la cabeza, a cambio de promesas  de cargos y poderes, o que les copien sus renuncias a candidaturas de tipo municipal o concejal si con ello obstruyen la realización de un proceso electoral en que avizoran la derrota.

 

En Barcelona, los pavos fueron manipulados en la oscuridad por una banda de cuervos adjuntos a un señor con cabeza cana y sombra de burro que habita en un salón ministerial. Todos confabulados se regocijaron cuando éste pateó al Comité Electoral, se cargó el proceso de elección del Consejo de Consulta y despreció a la comunidad entera. Hizo lo que quiso, sin sospechar que existe la verdad más allá de la mentira. La hipocresía moral parece ser su bandera. Y, rutinario, hace creer a todos que el Ministerio de Exteriores piensa por él o igual que él. Nos preguntamos ¿Qué sucederá el 25 de enero de 2009? ¿Volverán a boicotear la elección del Consejo de Consulta? ¿O pretenderán engañarnos con un Comité Electoral y unos candidatos puestos allí por el señor del pelo blanco y la mano negra?

 

La corrupción, el boicot y la traición son las armas de destrucción masiva de la gente de Alan García, como si esto les fuera necesario para vivir. Ellos no son ya los verdaderos ni los dignos representantes de los apristas, sino de una facción de ese partido cuyos principios fundamentales han traicionado para ponerse al lado de los grupos de poder ligados al interés económico. ¿Dónde quedó la lucha contra el imperialismo yanqui? Ahora se empeñan en obedecer los dictámenes de un capitalismo decadente cuya estructura se cae por pedazos, pero que ellos se empecinan en recoger como si todavía les fuera útil. Sin virtudes ni dignidad, se han vuelto obtusos, y prefieren ir como los cangrejos resistiéndose a creer que el futuro va hacia delante. Tampoco les interesa el bienestar del pueblo sino el acomodo de su camarilla.

 

La propuesta aprista de llegar al poder para transformar el Estado a partir de su fuerza de vanguardia, la unión de los trabajadores manuales e intelectuales, y siguiendo un programa político con cinco puntos básicos –hoy totalmente trastocados– parece estar destinada al fracaso. Y, aún más, con un gobierno corrupto y vende patria que permite el expolio de las riquezas del Perú a mano de las empresas transnacionales; el oro, la plata, el petróleo, han sido la mercancía de cambio de los gobernantes apristas para enriquecerse. La corrupción aprista es evidente y todo el mundo lo sabe.

 

A estas alturas, conviene rescatar del olvido la otra vertiente ideológica que ha influido en el proceso de desarrollo político en el Perú, la que impulsó Mariátegui, tras aplicar el Marxismo al estudio de la realidad peruana, con un proyecto contrario al de los apristas, es decir transformar las sociedad desde las bases para llegar al poder mediante la acción unida del pueblo contra las fuerzas dominantes del viejo estado republicano. La opción de cambio, que proclama la izquierda política peruana, a partir de un socialismo moderno, parece ser la mejor alternativa de gobierno futuro para el país.

 

Alan García y sus incompetentes ministros de huerta encabezados por Del Castillo, el cónsul de Perú en Barcelona Miguel Palomino, sus viles cuervos y pavos que medran aferrándose al poder, deberían renunciar por completo a ocupar las esferas del gobierno, pues con su disposición al boicot premeditado al fraude y la corrupción inmoral no sólo están lapidando el prestigio del partido que los eligió sino que están demostrando que sólo sirven para hacer daño a los peruanos honestos que trabajan, ya sea dentro como fuera del país, por el bienestar de sus familias y por el desarrollo del Perú.

   Barcelona 14 diciembre 2008